viernes, 30 de enero de 2009

Crónica insular para náufragos (I)


No debería quejarme. Decidí crear un blog en una isla. Y una isla tiene lo que tiene: está rodeada de agua. Agua metafórica, pero agua. Y uno está sólo en su isla. Metafóricamente sólo. Sólo y rodeado de agua. Sólo no, están las iguanas y están los cangrejos y tortugas, animales listos e inteligentes en su terreno. Estaban antes de que yo decidiera venir y con seguridad estarán cuando decida abandonar este lugar. Éste es, a fin de cuentas, su lugar. ¿Es el mío? Decidí habitar la isla y ponerle nombre para situarla en mi cartografía vital. Soy un intruso, un marinero encandilado por el canto de sirena tropicodigital que huye de las luminarias y artefactos de la gran ciudad ¿Qué importa eso? ¿De qué sirve ponerle un nombre a algo que pesa menos que el aire? ¿Podría escribir para recibirme a mí mismo como spam? ¿Cómo sé que la realidad es real? Sin espectador no hay obra de arte. La mirada construye, reconstruye, termina la obra. Sin miradas no hay arte.

Y sin embargo, eso hice. Poner un nombre y habitar-construir-imaginar un lugar de ese inmenso océano digital de lugares y no lugares que es internet.¿Es internet un lugar? ¿un no-lugar? Ya expliqué por qué lo hice. Necesidades que se tienen. Escribir -de un tiempo a esta parte- se ha convertido en una necesidad, como antes la tenía de embadurnar cuadros. Necesidad compulsiva de contar historias, como otras personas tienen -tambien yo- de poner imágenes, de poner vídeos, de poner arte, de conectar con gentes, con grupos, con multitudes de perfiles y de cuentas de gmail, tuenti, facebook, Messenger, twitter, blogger,…. ¿Necesidad? ¿ A quién le importa, mas allá de ultramar, que yo tenga una necesidad? A las iguanas o las tortugas, tal vez. Llega un momento en que las necesidades se reducen a lo esencial. Te levantas y te sorprendes de seguir vivo, de lo que eres capaz de luchar por seguir vivo. Daría igual tener sólo papel y bolígrafo y escribir haikus cada día. Daría igual escribir un diario o no. Incluso el valioso papel (en situaciones de urgencia evacuatoria) correría peligro. Lo esencial sería llenar el tiempo a la vez que me vacío de lastre continental.
Pero en una isla ¿Cómo lo hago? ¿Tiene sentido? Podría intentar crear una red social entre las tortugas y las iguanas, hacerlas partícipes de la revolución digital, de los importantes cambios sociales y tecnológicos que se avecinan. Les hablaría del calentamiento global y de la capa de ozono. Les contaría miles de historias de cómo nuestro mundo en tierra firme está cambiando, les hablaría de internet, del mundo digital, de la blogosfera, del wi-fi, de las facturas de móvil, del spam, de los virus, de tarifas planas y de alta definición , del software libre y de la brecha digital….¿Le encontrarían sentido?

No me extraña que los barcos (esas visitas fugaces que registran los contadores) se alejen: esta isla puede que no tenga nada, que no sea nada. Hasta es posible que ni exista en sus mapas. Y si no está en los mapas no es escala, no es ruta, no es destino porque no existe, al igual que si no sales en el telediario o no te aceptan como amigo en facebook, tampoco existes. Si no te llaman a todas horas al móvil o no te envían 5 sms por minuto, tampoco existes. Si te quedas sin saldo o sin cobertura, tampoco existes. Si no te mandan un powerpoint “al por mayor” de esos de paisajes espectaculares o
frases célebres o de buena intenciones por navidad… tampoco existes. Puedo gritar, subirme a una palmera o encender una hoguera y preguntarme si brillan las estrellas cuando no las miro. Da lo mismo, no existo. Y si no existo, no debería quejarme. Sería una simple queja, una queja inexistente.
(Ilustración:fotografía de mi serie de "Poemas visuales")

miércoles, 28 de enero de 2009

Seis minutos de silencio

El 3 de junio de 1992 una niña de 12 años llamada Severn Suzuki a los 10 años fundó ECO ( Environmental Childrens Organization ). Con un grupo de amigos en Vancouver, se desplazó, junto a un grupo de niños (Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg) pertenecientes a ECO , desde Canadá hasta la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo "The Earth Summit" celebrada por la ONU en Río de Janeiro. Una vez allí y ante las atónitas miradas de los asistentes, leyó este maravilloso discurso que dejó en silencio sepulcral a toda la concurrencia durante algo más de seis minutos. Han pasado 17 años y nada parece haber cambiado. Quizá sólo fue un bonito discurso que arrancó acalorados aplausos, como frecuentemente nos acostumbran algunos políticos y mesiánicos. Da que pensar y mucho...

domingo, 25 de enero de 2009

La vía de la belleza: Arte y curación de los indios Navajo




La enfermedad es tan vieja como nuestra aventura humana. Desde nuestros primeros pasos hemos recurrido según nuestras creencias y conocimientos adquiridos (plantas medicinales, ungüentos, rituales, exvotos, ofrendas, intervenciones, magia animista, etc.) a distintas vías para curar las enfermedades. Cada cultura y civilización ha desarrollado sus propios métodos y remedios curativos, algunos radicalmente opuestos a los cánones de la ciencia y la medicina modernas, basada en la medicación farmacológica y la intervención en el ámbito privado y hospitalario. Algunos pueblos ( de esos que llamamos "primitivos") de Asia, África o Australia a veces utilizan el arte como vía curativa. Éste es el caso de los indios Navajo de Norteamérica. Para este pueblo salud y belleza tienen muchas interconexiones. Sus pinturas de arena son buena muestra de ello. Para curar , los hombres médicos o chamanes bailan, invocan a sus divinidades y realizan maravillosas y complejas pinturas de arena a modo de mandalas sobre el suelo. La persona enferma se coloca en el centro para recibir la fuerza , la armonía y el poder curativo de las figuras pintadas con distintos tonos de arenas naturales que responden en formas y colores a un complejo, rico y ancestral simbolismo que refleja hasta que punto estas culturas estaban integradas en su entorno natural y lo respetaban.

Estas manifestaciones son totalmente efímeras y suelen destruirse tras la ceremonia de curación. En ciertas circunstancias y a petición de algunas galerías y
museos ( como el MoMA de Nueva York), se ha autorizado a determinados artistas locales a reproducir estas imágenes como forma de conservar su legado cultural y su arte. Es curioso , en estos casos, el cuidado que se toman los navajo en no completar totalmente los dibujos, para evitar que el poder de las pinturas quede en manos de los artistas que realizan dichas copias.

El pueblo navajo hace de la vía de la belleza una vía de curación. Transcribo a continuación un párrafo del esplendido y documentado ensayo sobre las pinturas de arena (sand paintings ) de los Navajo visto en Ebartworks , el blog personal del artista visual David Elgea , que desde hoy apunto en mi cuaderno de bitácoras.

Los Navaho, al igual que otros pueblos indígenas, utilizan el arte como medium privilegiado para traer a presencia las ideas sobre lo trascendente . En este caso que nos ocupa son las pinturas secas o pinturas de arena (sand paintings ).
Es de destacar la similitud con los mandalas tibetanos, que también se realizan con arenas de colores y también se destruyen después de realizar el ritual.
De esta forma, una vez más, la relación entre magia, religión y arte se hace patente. La religión necesita del arte para que la idea de lo sobrenatural no sea una pura abstracción , la imagen hace que lo sobrenatural sea visible y se convierta en un elemento de sugestión muy poderoso.
En el caso de las pinturas de arena, cuando el hombre medicina completa al ritual con la plegaria correspondiente, activa la pintura (el poder de la pintura ) y se produce la transubstanciación: la imagen se hace receptiva del poder sobrenatural y el chaman entonces la aplica al paciente.
Cuando el hombre medicina realiza la pintura de arena, " su belleza y su descripción del poder de los espíritus atrae a estos, ese poder real de los espíritus se usa entonces para curar al enfermo "

Quizá no en la forma exquisita que lo entienden los navajo, pero el arte por una vía o por otra, puede sanar o al menos, puede ser un eficaz antídoto ante el dolor y el sufrimiento. Muchas personas con trastornos mentales o enfermedades terminales han encontrado en el arte una vía terapéutica o un nexo para comunicarse con el mundo. Antoni Artaud hablaba de sus dibujos como "raspaduras del alma". Muchos artistas decidieron su vocación pictórica tras pasar una larga enfermedad (tal fue el caso de Matisse, Sam Francis o Tàpies, entre otros).A este respecto, los posibles nexos entre enfermedad, arte y locura se han discutido mucho y se siguen discutiendo. Parece ser que casi todos los grandes genios artísticos (Miguel Angel, Goya y Van Gogh, entre otros) padecían una u otra patología o al menos así lo han querido ver (a tenor de los muchos estudios clínicos, psicosomáticos y psicoanalíticos que se han realizado sobre ellos). Ya hable largo y tendido sobre ello en mi artículo "Cartografías Olvidadas de la mente", recientemente reseñado un par de entradas más abajo.

PD: Por cierto, si quieren experimentar "digitalmente" con pinturas de arena, les reseño thissand, aplica ción para hacer montañitas de colores dejando caer minúsculos y multicolores granitos de arena como la ilustración de más abajo. Lo recomiendo, es una actividad muy relajante y gratificante. Para acceder a la aplicación, pincha en la imagen a continuación

jueves, 22 de enero de 2009

Museo Imaginario II: Embraceable You

Chalier Parker fotografiado  en  1949 por el gran  Herman Leonard

Ya hice al comienzo de mi andadura por esta ínsula, un metaforismo que titulé "Sismografías vinílicas", acerca de las historias de vida que se "graban" en ciertos discos . Hay músicas que de una forma o de otra, están asociadas a nuestras biografías y altibajos emocionales. Éste es un caso: un nombre, Charlie Parker y una música, el jazz. Y especialmente este tema, que escojo para la banda sonora de mi Museo Imaginario.El tema es "Embraceable You" de 1947 en pleno apogeo del Be-bop junto a Dizzy Gillespie y Telonius Monk, entre otros. Parker tenía en aquellos años un gran quinteto de jazz en dónde entonces comenzaba a despuntar un jovencísimo Miles Davis a la trompeta. Fue mi bautizo y mi hechizo en la música de jazz. No recuerdo las fechas, yo estudiaba el BUP de entonces. Un amigo, Federico, acababa de recibir un lote de discos (por supuesto de vinilo, entonces) que había pedido en la revista-catálogo de música Discoplay. También acababa de estrenar un flamante equipo de música "Piooner" (de esos que venían en su armario negro de madera con puertas de cristal y todo para guardar los discos) y me invitó a su cuarto a la "premier". Entre los discos que le ayudé a desembalar había uno de The Bird, el nombre con el que el mundillo del bob bautizó al genio de Charlie Parker. No conocía yo entonces gran cosa sobre el jazz. En algún momento que mi amigo se ausentó, quité el disco L.A. Woman de The Doors que estábamos escuchando, dejé caer nuevamente la aguja sobre el vinilo de The Bird y empezaron a sonar los primeros acordes de este tema, Embraceable You,


Grabé después éste y otros discos de jazz (Coltrane y Hawkins) en casettes y desde entonces, hasta la llegada de los cedés, me acompañó en mis talleres de pintura, en muchos momentos especiales y en muchos lugares. Está grabado en los surcos de mi vida. Este tema en concreto está en muchos discos y recopilarios de Parker, pero yo recomiendo especialmente éste de 1995, I and Soulfull Mod.
En la serie que dediqué al jazz en mis inicios con los amigos de Minificcionario, no pudo faltar estos versos como homenaje a uno de los más importantes e influyentes saxofonistas de la historia del jazz moderno, Charlie Parker

Extraña criatura The Bird.
Sus dedos y su música tocaban el cielo.
Y sus venas el infierno.
Y para terminar,uno de los escasos vídeos documentales filmados al saxofonista, acompañado del gran Coleman Hawkins en una sesión improvisada por Norman Graz en 1950.

sábado, 17 de enero de 2009

Cartografías olvidadas de la mente


" Cartografías Olvidadas de la mente" supone una inmersión, un pequeño viaje por el gran mapa de la condición humana. En dicho viaje haremos escala en lugares que son puntos de encuentro, hitos para la reflexión y el diálogo. Lugares donde quizá debamos, como oteadores de la terrorífica soledad mental del hombre contemporáneo, posicionarnos como vigías del complejo mundo en que vivimos"

Con este texto introductorio presentaban en la Revista Digital "Red Visual" un artículo que escribí hace algunos años titulado "Cartografías olvidadas de la mente" y que en realidad se publicó originariamente en un catálogo editado a partir de una muestra organizada por la Asociación "Línea Paralela" de la que soy miembro y activista. Asociación que trabaja y se mueve en el ámbito de promocionar encuentros y diálogos entre el arte y la discapacidad. Es una lástima que en el artículo de Red Visual no aparezcan las reproducciones de las obras artísticas que le acompañaban, aunque pueden verse en esta versión en PDF que aparece en el mismo artículo. Me apetecía rescatarlo del naufragio del olvido y acercarlo a esta ínsula y sus nuev@s navegantes.
(Ilustración: dibujo de Adolf Wölfli, prolífico dibujante considerado como uno de los máximos exponentes del llamado arte marginal o art brut )

miércoles, 14 de enero de 2009

Digital/ Zemos98 y El Proyecto BCC



Conocí este vídeo gracias al colectivo sevillano Zemos98 (www.zemos98.org), que en su séptima edición y bajo el lema "Un espacio y tiempo para la inteligencia colectiva" editaron un DVD bajo licencia Creative Commmons BY-NC en el que se incluía "Digital", este trabajo de León Siminiani como parte del cartel de la Sección Oficial del Festival que se celebró en Marzo de 2005 en Sevilla. En él su autor nos propone una seria reflexión acerca de los profundos cambios que se están operando a través de la revolución digital y sus consecuencias en la vida social. "Digital" ha obtenido numerosas distinciones, entre ellas las siguientes: Festival de Cine Digital de Chile 2005 (Mejor Cortometraje Documental); Sagunto 04 (Premio del Jurado); Radio City 04 (Mejor Cortometraje); CORTArTE 04 (Mejor Documental); Enkarcine 04 (Mejor Documental).

En la actualidad Zemos98 está ultimando el programa de su undécima edición para Marzo de 2009 que llevará por lema "La Educación Expandida" en donde vamos a tener mis compañeros y yo la suerte de ser parte integrante del interesantísimo proyecto BCC ( Banco Común de Conocimientos) del colectivo catalán Platoniq ,que como explican en su página web, son un grupo de productores culturales y desarrolladores de software para proyectos sociales con base en Barcelona desde el año 2001.
El proyecto BCC de Platoniq se llevará a cabo tomando como centro de operaciones el IES Antonio Domínguez Ortiz, un instituto de secundaria ubicado en el conocido y difícil barrio Polígono Sur de Sevilla. Y estará coordinado porJean Olivier como integrante de Platoniq y respaldado por la dirección, un grupo de profesores i
mplicados (entre ellos quien suscribe este post) y representantes de algunos colectivos que realizan labores sociales y culturales en el barrio como La Residencia Universitaria Flora Tristan.
Es un proyecto ilusionante y espero que dé buenos frutos. Será en Marzo, en el marco del Festival Zemos_98. Ya os contaré, navegantes.

jueves, 8 de enero de 2009

Museo Imaginario I : Trinos y Tijeras


La casualidad ha querido que esta primera “pieza” de mi museo imaginario provenga de mi infancia. Es una pieza difícil de encajar. Está formada por una madeja de recuerdos, sonidos, texturas y lugares. Si pudiera, reproduciría una estancia con la barbería a la que iba a pelarme de pequeño. Un entrañable lugar, pequeño y atiborrado de lociones y utensilios, pero bien ordenado al que se accedía por una de aquellas populares cortinas trenzadas de tubitos marrones de plástico que, aparte de enredarse siempre al entrar, hacían un sonido especial al moverlos y chocarse unos con otros. Pero la sorpresa aguardaba en su interior: una jungla de pájaros y trinos me recibía como bienvenida. Hasta el más pequeño espacio de la pared estaba ocupado por jaulas grandes y pequeñas en cuyo interior competían en movimientos e intensidad cantora canarios, jilgueros, lúganos y otras muchas variedades ornitológicas.

La algarabía de estas aves cantoras se confundía con el cuchicheo metálico del ir y venir de las tijeras del barbero. Me veo siendo niño sentado ante el espejo en el alzador de madera sobre aquel redondo y viejo sillón giratorio por el que seguramente había pasado medio pueblo y más de una generación. Me veo absorto ante la polifonía cantora, el horror vacui de las paredes, los candelarios, el olor a pelo cortado y húmedo, el olor de jabones y lociones y envolviéndolo todo, el inconfundible olor del alpiste para los pájaros. Todo el conjunto producía en mí (al menos así lo recuerdo) una sensación placentera, aunque a veces la decisión de pelame no fuera del todo "voluntaria". Como una película panorámica, veía en el reflejo del gran espejo que tenía frente a mí el ir y venir frenético de los pájaros en sus jaulas, sentía el canto especial del jilguero o el del canario mientras mis mechones de pelo caían al suelo y observaba el reflejo de los transeúntes que pasaban frente a la puerta de la cortina.

En la cuidad ya no quedan muchas de estas barberías de pueblo. En las modernas peluquerías unisex como a las que voy todo es amplitud, orden y amabilidad. Casi todas tienen música ambiental y moderna. De hecho, hace poco fui a pelarme a una de ellas. Conforme el peluquero hacía su trabajo, comencé a añorar aquellos polifónicos trinos y aquel espacio de mi infancia. No por nostalgia, sino por puro placer. Cerré los ojos e intenté escuchar a los pájaros, sin conseguirlo. Por eso pensé que tendría que llevármelos junto con la barbería a mi museo imaginario y rescatarlos de ese rincón (ahora recuperado) de mi memoria. Aquí están. No son los mismos, porque están "enlatados" y porque falta el ris ras de las tijeras y el parloteo de Fernando Cacerillo (que tal era su nombre y su mote de familia) con los otros clientes y por supuesto, la radio de fondo con sus retransmisiones deportivas . La imagen de la barbería del video que encabeza el post se parece bastante a la que recuerdo. Por eso la utilicé para añadirle el sonido de los pájaros….La que yo conocí ya no existe. Su puerta con su cortina de tubitos de plástico marrón hace años que fue tapiada. El barbero todavía vive, muy mayor pero vive. Ahora va a pelar a sus viejos clientes a domicilio, por puro placer, con su bolsita con sus afeites y tijeras.

martes, 6 de enero de 2009

Consideraciones acerca de una caja de canicas


Me ocurrió el otro día. Al revolver en la habitación de mi hijo encontré una cajita llena de grandes canicas de cristal. Al cogerlas y hacerlas sonar unas con otras entre las manos recordé (como quien recuerda una entrañable melodía) aquella vieja historia, mitad mitología, mitad ciencia o quizá ni una cosa ni la otra, La música de las esferas” . Días atrás, escuché en la radio un tema del músico Mike Oldfield de uno de sus últimos discos, creo, "Music of the spheres ". Casi por puro metaforismo resonante será que, con el sonajero de canicas me vino a la mente aquella idea sobre la que tanto divagaron los filósofos astrónomos ( o astrónomos filósofos) de la antigüedad clásica y que, desde distintas disciplinas, pudo encandilar después a tantos otros. Me puse a navegar por aquí y allá y me enteré y maravillé con algunas cosas cuanto menos, curiosas.

El cosmos entendido como esa entidad siempre presente, inabarcable, misteriosa y creadora , desde el principio de los tiempos ha generado en los seres humanos admiración, miedos y temores. Y a partir de éstos, el germen de importantes religiones y mitologías en todos los rincones del mundo. Puede resulta paradójico en este siglo XXI marcado por el ciberespacio -ultrainformado, megacomunicado y lleno de importantes avances científicos y tecnológicos- hablar ahora de estas viejas, desorbitadas y míticas historias por las que nuestros antepasados, desde los tiempos prehistóricos hasta hace bien poco y por mediación de distintos saberes, mitos o ritos, intentaban dar una explicación plausible (matemática, mítica u onírica) del mundo y al papel de ellos mismos como seres con conciencia y pobladores insignificantes del vasto universo. Aunque , según recientes investigaciones, no estaban tan "desorbitadas" : en 2004, la misma NASA descubrió las primeras evidencias puramente científicas de esta teoría de la "música de las esferas". Su satélite TRACE, enviado en 1998, para estudiar las tormentas solares, descubrió "sonidos solares" que a intervalos periódicos originaban unos ultrasonidos característicos y contantes en su atmósfera.



Alguien dijo algo así como que los mitos son sueños públicos y los sueños, mitos privados. Lo cierto es que me vi recordando ( o tal vez soñando) lo que contaban aquellos escolares libros de historia sobre la Edad Media, eso de que fue un tiempo de calamidades, supersticiones, oscurantismo, invasiones, cruzadas, caballeros, cuestiones de honor y encarnizadas batallas feudales. Un tiempo “medio”, dormido o de transición entre el esplendor de la época clásica y el despertar del incipiente Renacimiento. Un tiempo de búsquedas, contradicciones y misterios (¿hay algún tiempo que no lo sea o que no los tenga? En el fondo ¿ No vivimos en una permanente “edad media”, en un permanente estado de transición o de metamorfosis?).

Es moneda común el pensar que en el bajo medievo se tenía la generalizada y antigua concepción de que la tierra era plana como un plato, rodeada de infinitos océanos llenos de abominables peligros y surcado por monstruosidades marinas (imágenes que avivaban la desbordante imaginación de los exquisitos monjes ilustradores de los códices medievales) que disuadían a quienes osaran aventurarse más allá de los confines del mundo conocido. Una concepción que situaba en el centro mismo (¿casualidad?) a la tierra santa, centro “indiscutible” de la cristiandad y la luz . Evidentemente, conforme te alejabas de su radio de protección “divina” llegaban las tinieblas, el peligro, el pecado y el consiguiente castigo (concepción redentora que algunos de nuestros más recientes y poderosos dignatarios políticos aún se han empeñado en reeditar: Bush y su iluminada “cruzada” contra el “Eje del mal” personificado en Irak, por ejemplo ). Tiempos difíciles en donde la ciencia se topó con un verdadero mar de intolerancia que alimentó de libros y carne humana más de una hoguera en la tierra firme de la vieja y enloquecida Europa.

Debo volver a las canicas de mi hijo, a las esferas y a la música cristalina de las esferas. En verdad, en la Edad Media (pongamos que entre los siglos XII y XIII) eran corrientes dos conceptos distintos sobre la Tierra y el Universo. Por un lado estaba la concepción oficial (avalada y divulgada por la Biblia) de que la Tierra era plana y otra, la concepción más considerada ( por cierto, no sé si se han parado a pensarlo, “con-siderar”, significa literalmente “hablar con las estrellas”) y culta heredada de los antiguos griegos, según la cual la Tierra no era plana, sino una esfera sólida estacionada en el centro de una especie de caja china de siete esferas-canicas transparentes, en cada una de las cuales se hallaba un planeta: la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Planetas que además, dieron nombres a nuestros actuales días de la semana y a las más variopintas y contradictorias divinidades y mitologías de la antigüedad grecorromana, que revestidas de otros ropajes, han sobrevivido con buena salud -a través del arte y la literatura- hasta nuestros días.

Para los pitagóricos, los tonos emitidos por los planetas conocidos dependían de las proporciones aritméticas de sus órbitas alrededor de la Tierra, de la misma forma que la longitud de las cuerdas de una lira determina sus tonos. Las esferas más cercanas producían tonos graves, que se agudizan a medida que la distancia aumenta. La cuestión es que cada una de estas siete esferas configuraban un sonido peculiar (que se correspondería en cierta forma con nuestra escala musical de siete notas) y que, en conjunto, componían una sublime y armónica música, la música de las esferas, la música del universo. Y además de las notas musicales (espacio-tiempo), cada planeta llevaba asociado un metal (materia). En el mismo orden que antes los nombré: plata, mercurio, cobre, oro, hierro, estaño y plomo. El alma que “descendía de los cielos” para “nacer” en la tierra debía pasar por cada una de las esferas , “empaparse” de las cualidades de dichos metales-planetas y "sintonizar" con la música que emana de todos y cada uno de los planetas. En cada uno de nosotros debían sonar esta música sideral y habitar todas las materias y todas las almas del Universo. No en vano fue el gran astrónomo Kepler el que aseguró que existían velocidades angulares en cada planeta que producían sonidos, y que un astro emite un sonido más agudo cuanto más rápido es su movimiento, lo que origina intervalos musicales definidos. Pero Kepler fue más allá e incluso compuso seis temas (uno por cada planeta conocido entonces del sistema solar).

Es por ello que bajo esta visión cosmogónica, las distintas Artes - pero sobre todo la Música- se consideraban en la Edad Media (como lo había sido con anterioridad en la antigüedad clásica) el vehículo adecuado para “sintonizar” con las ocultas armonías de la “banda sonora original” del universo (la música de las esferas), de las cuales nos distraían los numerosos e inevitables asuntos y “ruidos” mundanos. De hecho, en la Edad Media las siete ramas del conocimiento estaban asociadas de una forma o de otra a dichas esferas. Por lo que he podido averiguar son éstas: Gramática, Retórica, Lógica, Aritmética, Música, Geometría y Astronomía. Las tres primeras recibían el nombre de “trivium” y las cuatro restantes “quadrivium”.

La impresionante capacidad fagocitadora del cristianismo transmutó (como hizo con otros muchos) el concepto mítico de este primigenio “orden celestial” griego por una rígida jerarquía social en la tierra marcada por los distintos estamentos y dignatarios de la iglesia, desde el atemorizado y pobre fiel hasta el lujo y la corte de la máxima autoridad papal colocada en su elevado trono (Santa Sede) y ataviada con deslumbrantes vestiduras, configurando toda un ritual y una escenografía (iglesias y catedrales) destinada a reproducir (y de paso, inducir de cara a los fieles) ese orden del universo personificado en la figura de un solo “dios universal” al que rinden pleitesía los sonidos hipnóticos de las campanas, los cánticos y los armónicos coros que sustituyen en tierra a la música profana de las esferas. El resto de la historia ya la conocemos, mientras tanto hago sonar la caja de canicas para intentar escuchar otra vez, aunque sea metafóricamente y en miniatura, la música de las esferas. Toda vez que no encuentro disponible ningún tema del mencionado trabado de Oldfield, me conformo con cerrar el post con un vídeo de el estreno oficial del álbum en el Museo
Gugghenheim de Bilbao acompañado por la Orquesta Sinfónica de Euskadi en el pasado mes de Marzo y que además cuenta con algunos comentarios del propio artista y otras personas.



Y no me resisto a dejar un fragmento de su emblemático y famoso trabajo"Tubular Bells".

sábado, 3 de enero de 2009

Deslumbres (VII): Tres poemas, un vídeo (y un haiku) ante la chimenea

VideoHaiku # 2 from Manuel Pérez Báñez on Vimeo.



Las chimeneas
tienen un canal monotemático.

(Publicado originalmente en Minificcionario
)

Aticé las ascuas de mi infancia
y los recuerdos prendieron
subiendo entre las brasas.

Como una lenta combustión
voy quemando una a una
todas las etapas de mi vida.