jueves, 26 de noviembre de 2009

Nada

Hoy me he propuesto escribir nada. Ningún tema. Nada de lo que hablar: nada que pensar. No poseer, no conservar, sólo estar presente y ausente a la vez , hacer de la vida una crónica continua de instantes. Como el espejo. Como el haiku, una latencia. Como dice Chuang-tzu El hombre perfecto usa su mente como un espejo. No aferra nada, no rechaza nada. Recibe, pero no conserva. ¿Filosofía Zen? Tal vez, si alguien sabe lo que es la filosofía o lo que es el Zen. El día que se sepa filosofía dejará de ser filosofía y Zen dejará de ser Zen. Yo no sé. Nadie sabe . Por una vez dejar de usar las palabras de siempre, con las que pensamos, con las que colgamos como clavitos las ideas aquí y allá. La música y el arte y la naturaleza y el cosmos pueden merodear ese punto suspensivo, ese instante fugaz discernido en el aire como el trazo de vuelo de las aves o la delicada y efímera belleza tatuada en las alas de la mariposa, que nunca parece tener prisa, que nunca parece tener nada salvo la urgencia de vivir sus días contados. Hoy nada me he propuesto. Éste vídeo ¿zen? tal vez tenga la culpa o no tenga la culpa de nada, porque escribí esto pensando en nada.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Tiempo de leyenda

Hace unos días pasaron por la 2 de Televisión este magnífico documental conmemorativo del 30 aniversario de la grabación en 1979 del disco "La Leyenda del Tiempo" de Camarón de la Isla. Una obra que revolucionó el mundo del flamenco y abrió muchas vías y cientos de caminos a jóvenes músicos. Criticada por los puristas en su momento y devueltos los discos por muchos aficionados gitanos que decían que no era un disco de Camarón, se convirtió en un referente del nuevo flamenco. El tiempo construye sus leyendas. Camarón y este disco forman parte de ella.
DURACIÓN: 56': 50'' REALIZACIÓN: Marina Collazo DIRECCIÓN: Pablo Leis

Documental ’Tiempo de Leyenda’


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Museo Imaginario: Bendito Machine

Estos tres cortos de animación flash en 2D me encantan, qué le voy a a hacer: rebosan modernidad, arte y creatividad a raudales en su aparente sencillez, al estilo de los ancestrales teatros de sombras chinescas y turcas. Me los reservo para la filmoteca de mi Museo Imaginario. Dice la crítica especializada que Bendito Machine es una de las más sorprendentes experiencias de animación a las que uno puede asistir en la red. Su creador Jossie Malis, en esta interesantísima entrevista nos habla de su trabajo y experiencia en la animación. Así que, a la espera de que mis ilustres náufrag@s recalen por estas playas insulares, me quedaré disfrutando de esta bella triología de animación.

BENDITO MACHINE I



BENDITO MACHINE II



BENDITO MACHINE III

martes, 3 de noviembre de 2009

Deathbook: larga vida online

Papiro egipcio del Libro de los Muertos

No es casualidad que noticias como ésta salten en señaladas fechas de “tosantos”, flores y cementerios. La muerte es un negocio “floreciente” como bien saben las funerarias y aseguradoras en nuestro país. Y lógicamente también es negocio – como casi todo- en Internet. Lo leía este fin de semana en El País Semanal en el artículo de Cristóbal Ramírez titulado “Facebook desde la tumba” de donde extraigo este párrafo
“…existe vida (online) más allá de la muerte. Las redes sociales han conseguido lo imposible. Éste es el panorama en los últimos años: personas de todas las edades que se queman las pestañas frente a sus blogs y fotologs, que están enganchados al Twitter, que dan cabezadas ante el Facebook, que exhiben sus pensamientos, sus aficiones, sus enfados, su odio al jefe, los tonteos con el ligue? Su vida. El diario ya no se esconde en el último hueco de la mesita de noche, sino que está en Internet a la vista de todos. Y tenía que ocurrir: algunos de los usuarios están muriendo. Cientos de relaciones virtuales se esfuman. La red social queda en un limbo. Por eso hay quien reivindica el derecho a preparar la muerte como quien prepara la vida. Desde Internet. Es el fenómeno Deathbook”
Ciertamente el fenómeno te deja pensando. ¿A dónde irá a parar la agitada vida digital de miles, millones de usuarios que tarde o temprano dejan esta vida real? ¿Qué será de todos esos retales y rastros de vidas virtuales (tus historias, archivos, correos, comentarios, contraseñas, fotos, vídeos, etc.) que has ido dejando en sitios como Facebook, Twitter, MySpace, blogs, gmails, hotmails y demás redes, servicios o lugares virtuales? ¿Qué vida online les esperan? Como ya hicieran los egipcios en el albor de los tiempos, hoy mucha gente previsora no quiere dejar la casa sin barrer y busca la ayuda de “servicios” especializados en gestionar su “continuidad” no en el más allá sino en la red y en la virtualidad de internet para que su abandono físico de este mundo al menos esté compensado con una larga y ordenada “presencia” online.

Porque de eso se trata, del viejo y ansiado fantasma de la inmortalidad: prolongar la vida más allá de nuestras limitaciones físicas y biológicas. Lo que los cosméticos y la cirugía no pueden sino maquillar, Internet lo sirve en bandeja de plata: la inmortalidad a un módico coste mensual o anual, dependiendo del tipo de inmortalidad o
testamento virtual que desee el cliente y por supuesto, de su cartera.

El asunto tiene su lado macabro, aunque imagino que también tendrá o podrá tener su lado bueno. Como el caso reciente ( no ya virtual, cierto) de la niña que después de morir dejó como testamento notitas de agradecimiento a sus padres y hermanos escondidas por toda la casa y que parece ser , van a ser ( o han sido ya) editadas en un libro para recaudar fondos contra el cáncer. Tal vez no de la misma forma y con el mismo sentimiento, pero muchas personas ven que pueden utilizar la omnipresencia de Internet y las redes sociales en nuestras vidas para legar también a la posteridad mensajes, epitafios y recordatorios a los suyos por medio de estos negocios “funerarios” virtuales tipo Deathbook. Un hijo X puede escuchar o ver en vídeo a su padre fallecido felicitándole puntualmente para su cumpleaños en facebook o darle instrucciones para llevar adelante el negocio familiar o tal vez aconsejándole acerca de la conveniencia de determinadas compañías. O bien, una persona Z puede revelar un secreto largamente ocultado a sus allegados más íntimos o simplemente gastar bromas “de ultratumba” o buscar la provocación, continuando "virtualmente" su pasado bromista o transgresor en la vida real . Por supuesto, también -como no- hacer testamentos virtuales apoyados por toda la parafernalia digital: Blogs, videos confesionales, fotos, documentos, legados, deseos, etc. Todo vale, tanto en la viña del señor como en este pañuelo sin bordes y sin lágrimas que es Internet. Lo dicho, larga vida online.