miércoles, 11 de agosto de 2010

Consideraciones sobre Perseos y Perséidas



Si las tormentas y la polución lumínica de muchas ciudades no se lo impiden, en estas fechas tenemos espectáculos nocturnos -gratuitos- de especial "consideración" (por cierto, considerar deriva de sidereo, por lo que etimológicamente equivale a "estar con las estrellas"). Popularmente se las conoce como "Lágrimas de San Lorenzo", por la proximidad de dicha onomástica (10 de Agosto). Y de forma más culta y poética "Las Perséidas" en forma de una llamativa lluvia de meteoros, pequeñas partículas que se convierten en magníficos fuegos artificiales (esta vez más naturales). Dice el refrán que “la lluvia por San Lorenzo, siempre llega a tiempo”. Y es que, cuando se aproxima la onomástica de este santo, los agricultores miran al cielo esperanzados en busca de una llovizna que de un respiro a los campos y declare una tregua al calor más que sofocante del verano.

Pero dejando a un lado las cuestiones climatológicas, lo cierto es que la festividad de San Lorenzo nos trae cada año una lluvia de otro tipo, especial y diferente, en la que el cielo, en lugar de aguaceros, decide regalarnos cientos de estrellas fugaces. La popularidad de las Perséidas se fundamenta en primer lugar en la dimensión del fenómeno, en las favorables condiciones de visibilidad y ocio de las noches veraniegas y … en la carga de significados de la mitología ancestral. Por una vez miramos al cielo y mas que mirar, vemos, leemos historias, mitos y leyendas antiguamente depositados por las grandes tradiciones culturales de los cuatro continentes sean tradiciones occidentales, africanas o mesoamericanas , polinesias. Todos los pueblos primitivos miraron tanto con temor como con admiración al espectáculo estelar del cielo buscando respuestas o formulando preguntas en sus respectivas cosmogonías o relatos primordiales mediante los cuales explicaban sus orígenes y la creación del universo.

Resulta curioso que, pese a tratarse de fenómenos con una clara explicación científica, las lluvias de estrellas –y ésta en particular- no dejan de suscitar asombro y expectación. El viejo componente mágico y ancestral, una vez más, suele eclipsar a lo científico. Por lo general, resulta obvio explicar que lo que conocemos como ‘estrellas fugaces’ nada tienen de mágico y sobrenatural, que no son otra cosa que meteriodes: partículas de polvo de tamaño variable que se desprenden de un cometa que sigue su órbita y que se 'encienden' al entrar en contacto con nuestra atmósfera. Al final, casi todos los que nos rodean, y probablemente también nosotros mismos, acabaremos mirando al cielo y formulando un deseo (confesable o inconfesable, según cada cual).Tenemos esas manías tan humanas.

El nombre de Perséidas deriva - como habrán podido suponer- del héroe mitológico Perseo. La mitología griega con su Zodiaco pintó un sugerente mapa del cielo nocturno, lleno de centauros, unicornios, caballos alados, carros y dioses. Por cierto, en la imagen que encabeza este post incluida en el catálogo celestial de Johannes Hevelius, se hace referencia a la constelación de Andrómeda y a las de Casiopea -madre de Andrómeda según la mitología- y Pegaso. Cuenta Ovidio en Las Metamorfosis que cuando Perseo se enfrentó a Medusa, el monstruo con cabeza de serpientes, de una de las héridas surgió Pegaso, el caballo alado y constelación vecina a la de Andrómeda, como reproduce el siguiente grabado.



Normalmente las lluvias de estrellas se bautizan con el nombre de la constelación desde la cual parecen provenir los meteoros o estrellas fugaces, lo que científicamente se denomina "punto radiante". En el caso de las Lágrimas de San Lorenzo, el radiante se localiza en la constelación de Perseo, de ahí que este fenómeno se conozca también con el nombre de Perseidas.

Perseo se ubica junto a la constelación de Andrómeda. La historia de amor entre ambos personajes mitológicos hace que las Perseidas adquieran un cierto tinte de romanticismo. Aunque ubicados en constelaciones diferentes, los griegos relacionaron a Perseo, hijo de Zeus, con Andrómeda, princesa de Etiopía. Cuenta la mitología (que es la imagen que pintó Piero di Cosimo en su cuadro "El rescate de Andrómeda" que aparece reproducido e un cuadro de Piero di Cosimo unas líneas más abajo) que para expiar un crimen de su madre, Andrómeda fue ofrecida en sacrificio a un temible monstruo marino. Encadenada a una roca a orillas del mar, la princesa esperaba su destino cuando Perseo (que casualmente pasaba por allí volando o desviado por no recuerdo que oportunos vientos) acudió en su rescate y acabó con el animal, para después reclamar a Andrómeda como esposa. Pero la cosa no acabó ahí....pero eso sería otra historia y otro post.


Crédito:Piero di Cosimo, 1513 Perseus Frees Andromeda Picture @ Uffizi Gallery, Florence


Hasta aquí todo bien. ¿pero quien fué ese Perseo ?¿Que méritos hizo para que se le adjudicase una constelación? (ahora somos más terrenales y damos nombres de calles , avenidas y plazas a las "personalidades" nacionales e internacionales). Pues ya lo ven. Y es que, la figura de Perseo y las Perseidas están envueltas en simbología. Antes de engendrar a su hijo, el propio Zeus (dios de dioses griegos) tuvo que colarse en la estancia donde estaba recluida Dánae, la madre de Perseo. Para entrar en la habitación, el dios se vio obligado a metamorfosearse, según cuenta el poeta Publio Ovidio Nasón en Las Metamorfosis. ¿Y en qué se transformó Zeus? En una espectacular y sorprendente lluvia de oro…Nada más, y nada menos . El maestro Tiziano inmortalizó este momento en su famoso cuadro "Danae y la lluvia de oro "


Tiziano Vecellio di Gregorio. Año 1553. Colección Real. Museo del Prado (Madrid)

Habría que recordar que los dos grandes héroes de la mitología clásica representados en las constelaciones son Hércules y Perseo. Hay quien -haciendo instrospección psicomitológica- los entiende de manera complementaria. El primero representa el proceso ejecutivo de los objetivos de una empresa, las fases de su realización: los doce trabajos de Hércules, asociados a la misma significación de los doce signos zodiacales que constituyen una sucesión de valores alternativos. El segundo representa el proceso creativo, que va del querer al poder . Perseo es el mito que tiene más en cuenta el valor de la mirada. Perseo es el héroe del amor por excelencia, el héroe del querer en su sentido más amplio de relación entre pensamiento y voluntad. Querer como elección, decisión consciente y elegida, se lo que quiero; querer como entrega emocional, estar profundamente rendido y convencido; y querer como determinación ejecutiva, estar dispuesto a llevar adelante el propósito, ser capaz de lo que sea (una posibilidad de ser incluso aterradora).

Y en su proyecto cuenta con los mejores apoyos ( o lo que diríamos hoy "mecenas" o "patrocinadores") de Palas Atenea, diosa guerrera de la sabiduría y Hermes (Mercurio para los romanos), mensajero de los dioses, representante del comercio y la comunicación...y por supuesto, de su superpoderoso padre Zeus. Menudos ingredientes: poder, sabiduría y comunicación. ¡¡La clave del éxito en cualquier empresa !! En efecto, cuentan las crónicas de Ovidio que Zeus ordenó a los dioses que ayudaran a su hijo Perseo a cumplir con su promesa de acabar con Medusa.



En esta pintura Perseo es ayudado por Atenea y Hermes a ponerse la Armadura

Atenea regaló a Perseo un escudo tan pulido que reflejaba las imágenes como un espejo, con la finalidad de poder ver a Medusa reflejada sin poder así ser convertido en piedra. El dios Hermes regalo a Perseo una espada muy afilada para poder cortar la cabeza a medusa, este era el único método para exterminar a una Gorgona.


Perseo también consiguió averiguar con una cierta habilidad y astucia el camino secreto de la laguna Estigia, Ali encontró a las Náyades, que eran tres viejas hermanas que vivían en el monte Atlas. Las Náyades guardaban algunos objetos que le seria a Perseo de mucha utilidad, Las viejas hermanas le prestaron a Perseo -sin demasiadas facilidades- unas sandalias con alas para poder volar, un zurrón mágico para poder guardar la cabeza de Medusa y una capa indestructible y un casco que le haría invisible.

Inmediatamente después de conseguir estos valiosos objetos, el joven Perseo se dirigió a Libia donde vivía la horrible y peligrosa Medusa y después, ya saben., volando voy, volando vengo... la "liberación" de Andrómeda.


En definitiva, lo ideal para disfrutar (si no este año ya para el siguiente) de esta lluvia de estrellas es buscar un lugar oscuro, alejado de cualquier foco de luz molesta, y tumbarnos, si es posible, en un sitio cómodo y tranquilo para mirar al cielo mientras soñamos con deseos que se cumplen y recordamos la historia de amor entre Perseo y la bella Andrómeda o lo que queramos recordar o imaginar, que es gratis y nada nos va a costar.


3 comentarios:

Chelucana dijo...

Más que un post has hecho una tesis sobre las Perséidas, Manuel :-)

Mañana se lo leree a mis hijas. Les gusta que hablemos de estrellas y de mitología. Les encantará.

Desde hace años, en mi familia es una tradición observar la lluvia de estrellas en torno al 10 de agosto. También es un momento de nostalgia cuando ese día lo pasamos en Madrid, porque aquí, el cielo que en su día fue más codiciado por los astrónomos debido a las excelentes condiciones para la observación de los astros, ahora es imposible debido a la contaminación lumínica.

Gracias a la información que me ofreciste vía twitter acerca de los días favorables para la observación, este año no veremos las lágrimas de San Lorenzo el día de San Lorenzo, pero sí unos días después desde San Lorenzo de El Escorial, tras el concierto que disfrutaremos en familia de Los Secretos. ¡La sierra de Guadarrama nos espera!

Un abrazo

Anónimo dijo...

Magnífico post! Desmonté la ventana, subí la mosquitera y asomé la cabeza buscando esa estrella fugaz que nos pudiera devolver lo que irremediablemente perdimos. Pero no la vi.

Bacosca dijo...

Manuel, me has hecho mirar a ese gran olvidado: el cielo. Gracias esta noche ha sido algo especial, hacía muuuuuuuuuucho tiempo que no estábamos en la calle más allá de las 8 de la tarde y hoy, hoy hemos visto el cielo nocturno. ¡qué bonito! Gracias por recordarnos que hay que mirar y no limitarse a ver.