Mi historia tal vez no pueda compararse con ese unicornio remendado. Sin embargo, mi querida hermana Isabel el pasado día de reyes consiguió que me emocionara simplemente con una cajita de cartón decorada que contenía esta figurita de una Singer en miniatura que todo lo más puede servir de modesto pisapapeles, pero que para mí significaba algo muy, muy especial...
Quien ya me conoce y ha pateado los recovecos de este blog insular sabrá porqué esta figurita ha conseguido emocionarme. Quien no, tal vez este post que escribí hace un par de años le haga atar los cabos a la historia. Lo dicho, esta figurita a partir de ahora ocupará un hueco especial en el Museo Imaginario de mi memoria y al verla junto a mí, seguiré escuchando el sonido del pedaleo, la música tejida por la aguja al subir y bajar entre las costuras.
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