sábado, 20 de noviembre de 2010

Crónica de un instante (II) :Ícaro y Brueghel El Viejo


Un instante: La triste historia de Ícaro es bien conocida. Siendo breve contaré que Ícaro fue hijo de Dédalo, ingeniero, inventor y arquitecto que construyó el sofisticado laberinto para el rey Minos en Creta y donde el héroe Teseo ayudado por la astucia y el famoso hilo de Ariadna, consiguió vencer al terrible Minotauro. Así es la mitología, los personajes y los dioses estan enredados unos con otros como los bigotes en un plato de gambas. Historias dentro otras historias. Pero volvamos a Ícaro... Dédalo fabricó para ambos unas alas untadas con cera para poder abandonar la isla de Creta donde estaban presos (el rey Minos los encarceló en una torre para salvaguardar el secreto de la construcción del laberinto ) .Una vez sobrevolada la isla, Ícaro sintió el deseo de alcanzar el sol y abandonó a su padre. La cera de sus alas se derritió y cayó en picado al mar...

Otro instante: observemos esta tabla al óleo atribuida al pintor flamenco Brueghel el Viejo, actualmente en el Museé du Beaux Arts de Bruxelas. Vemos el paisaje con una apacible bahía al atarceder, con una cuidad costera y varios barcos meciéndose sobre el suave oleaje. Un campesino se afana labrando la tierra con su arado tirado de un caballo percherón tordo. Más al fondo un pastor mira las musarañas o escudriña el cielo observando las amenazantes nubes que se ciernen sobre él y sus ovejas. Y un pescador que lanza su caña al mar. Pasaría por una escena idílica flamenca, humana en su intrascendencia, un instante sin historia robado al tiempo sin más si no fuera porque el cuadro se llama "Paisaje con la caida de Ícaro". Si observan junto a la carabela unas piernas se agitan desesperadamente y sin auxilio posible hundiéndose en el fondo del mar. Efectivamente, bajo esas piernas el cuerpo de Ícaro se ahoga .

Tercer y último instante: La humanidad vive ajena a los avatares y caprichos de los dioses que, desde entonces, seran sólo pretexto para poetas y pintores. La vida sigue, el labrador cultiva la tierra y el pastor mira las musarañas. Ajenos a dramas y cuentos. Aquellos inmortales dioses y héroes viven su caida en picado, su ocaso en la historia. Un instante de lucidez en la crónica de la historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho leer la rapintucuadro