Llega el otoño y haciéndose rogar, un nuevo post. Y con ambos, una de las protagonistas típicas de esta estación junto a la sinfonía de ocres de los bosques, la berrea, las castañas y la caída de las hojas. Después de las tormentas del final de agosto y de los aguaceros de septiembre estas misteriosas criaturas, que son los "gnomos de la gastronomía" -que diría Manuel Vincent- sacan sus variopintos sombreros entre la hojarasca podrida de los robledales, castaños, pinos o pastizales. Estas criaturas no son otras que las setas o dicho con más propiedad, los hongos. Y voy a compartir, ya puestos, con mis querid@s náufrag@s una de mis grandes aficiones: la Micología. Para nada soy experto, sólo un aficionado senderista que sale al campo a pasear y a maravillarse con la diversidad y generosidad de nuestra madre naturaleza. Y si se soluciona de paso una suculenta cena con un revuelto de "pies azules" (Lepista Nuda) o "gallipiernos" (Macrolepiota procera) rebozados , tanto mejor que mejor.
Los hongos siempre han estado ahí, mas o menos visibles, mas o menos grandes o mas o menos microscópicos. Están presentes en el pan (levaduras) de cada día y en la cerveza ( lúpulos) de cada noche. También en nuestras benefactoras medicinas (penicilina) y por supuesto, en las mesas de los grandes gourmets (trufas, boletus,...).
Aparte de las típicas setas con pie y sombrero encontramos especímenes como estas "Lágrimas Rojas" (Hindellum ferrugineum)
O de caprichosas formas (y nauseabundo olor) como ésta otra del género Clathrus
Estuvieron mucho antes de que aparecieran los primeros seres vivos y con toda seguridad, nos sobrevivirán cuando, llegado el día, nos extingamos de la faz de la tierra. Desde la antigüedad, el misterio de las setas ha intrigado e interesado a los seres humanos, ya sea por haberles tenido miedo y respeto o por haberles servido de alimento. Nuestros antepasados que vivían de la recolección y de la caza, ya intentaron consumirlas con sus inevitables riesgos y peligros. Pronto aprendieron a distinguir las que se podían comer de las que eran fatalmente mortales o producían graves intoxicaciones . También descubrieron curiosas propiedades alucinógenas o medicinales en muchas de ellas. Por ello fueron imprescindibles en muchos rituales chamánicos y están presentes en multitud de leyendas e historias de la antigüedad, muchas de las cuales aún perduran en determinadas culturas y pueblos en distintas partes del mundo.
Tal vez esta curiosidad y veneración se deba a la forma caprichosa en que aparecen, crecen, se reproducen e igualmente desaparecen, normalmente tras las primeras grandes lluvias después del seco verano. Un mito nórdico las equipara, por ejemplo, con las "hijas del trueno". Cuenta la leyenda que en las noches de tormenta el dios Odín cabalgaba a través del cielo perseguido por los demonios; en esta persecución cada vez mas estruendosa, una baba de sangre caía de las fauces de su caballo y en el momento que tocaba suelo crecían setas venenosas rojas y blancas. Sin duda debe referirse a la, tal vez, más "famosa" y conocidas de las setas, la seta del bosque por excelencia: la Amanita Muscaria, seta muy "solicitada" desde la antigüedad, presente en los cuentos infantiles, en las pócimas brujeriles y aún buscada por muchos incautos que insisten en ver la séptima cara al dado consumiéndola por sus pretendidas propiedades alucinógenas. Ahora bien. Ojo. Con las setas, incluso con las que son sobradamente conocidas, hay que extremar las precauciones. La variabilidad de toxinas en una misma seta puede depender de muchos factores: el clima, el tipo de suelo , la vegetación circundante u otras variables locales.
En la Amanita muscaria por ejemplo están presentes en proporciones variables distintas toxinas como la muscarina, la micoatropina o la bufotenina, ésta última responsable mayoritaria de sus efectos alucinógenos, acompañados de cierta euforia, embriaguez y finalmente somnolencia. Pero si predomina la micoatropina, la cosa puede revertir en desagradables efectos gastroinstestinales , vómitos, disentería, sudoración, salivación abundante o un descenso radical del ritmo cardíaco. Como ven, querid@s náufragos, ninguna tontería. Este halo de misterio hace que frecuentemente se asocien los hongos a poderes malignos y oscuros y esto propicia en cierta forma que se encienda la imaginación popular, especialmente a partir de los tratados y herbarios de la Edad Media, con todo un elenco de creencias, supersticiones y fabulaciones que han calado hondo en la cultura popular, como aquella que dice que las setas comidas por larvas y caracoles son comestibles. Un disparate: la Amanita Phalloides - la más mortal de las setas venenosas- es comida sin problemas por estos animales, que disponen de enzimas que pueden digerir las letales toxinas de esta seta. Por cierto, con esta seta se dice que envenenó Agripina (ya saben, la madre de Nerón) al Emperador Claudio, pues conocida era la enorme veneración que sentían los romanos por las setas, especialmente con una: la Oronja , la exquisita Amanita Caesarea, la amanita de los césares (que por la Sierra de Aracena onubense llamamos Tanas). Entonces deciden prepararle un "plato combinado", en el que la mayor proporción era a base de la temible oronja verde (en la foto jóven ejemplar de A.Phalloides), hábilmente enmascarada con la oronja verdadera. Contaré toda la historia en otra ocasión porque da mucho juego y posiblemente, si consigo robar tiempo al tiempo, en futuros post compartiré otras muchas historias que rodean al fascinante mundo de los hongos para quien las quiera leer. Y para terminar dejo un impresionante vídeo de la serie Planet Earth de la BBC. La fotos, de un servidor (excepto la A. muscaria, que es de Google images porque las mías no las encuentro ahora entre mis archivos fotográficos).
Los hongos siempre han estado ahí, mas o menos visibles, mas o menos grandes o mas o menos microscópicos. Están presentes en el pan (levaduras) de cada día y en la cerveza ( lúpulos) de cada noche. También en nuestras benefactoras medicinas (penicilina) y por supuesto, en las mesas de los grandes gourmets (trufas, boletus,...).
Aparte de las típicas setas con pie y sombrero encontramos especímenes como estas "Lágrimas Rojas" (Hindellum ferrugineum)
O de caprichosas formas (y nauseabundo olor) como ésta otra del género Clathrus
Estuvieron mucho antes de que aparecieran los primeros seres vivos y con toda seguridad, nos sobrevivirán cuando, llegado el día, nos extingamos de la faz de la tierra. Desde la antigüedad, el misterio de las setas ha intrigado e interesado a los seres humanos, ya sea por haberles tenido miedo y respeto o por haberles servido de alimento. Nuestros antepasados que vivían de la recolección y de la caza, ya intentaron consumirlas con sus inevitables riesgos y peligros. Pronto aprendieron a distinguir las que se podían comer de las que eran fatalmente mortales o producían graves intoxicaciones . También descubrieron curiosas propiedades alucinógenas o medicinales en muchas de ellas. Por ello fueron imprescindibles en muchos rituales chamánicos y están presentes en multitud de leyendas e historias de la antigüedad, muchas de las cuales aún perduran en determinadas culturas y pueblos en distintas partes del mundo.
Tal vez esta curiosidad y veneración se deba a la forma caprichosa en que aparecen, crecen, se reproducen e igualmente desaparecen, normalmente tras las primeras grandes lluvias después del seco verano. Un mito nórdico las equipara, por ejemplo, con las "hijas del trueno". Cuenta la leyenda que en las noches de tormenta el dios Odín cabalgaba a través del cielo perseguido por los demonios; en esta persecución cada vez mas estruendosa, una baba de sangre caía de las fauces de su caballo y en el momento que tocaba suelo crecían setas venenosas rojas y blancas. Sin duda debe referirse a la, tal vez, más "famosa" y conocidas de las setas, la seta del bosque por excelencia: la Amanita Muscaria, seta muy "solicitada" desde la antigüedad, presente en los cuentos infantiles, en las pócimas brujeriles y aún buscada por muchos incautos que insisten en ver la séptima cara al dado consumiéndola por sus pretendidas propiedades alucinógenas. Ahora bien. Ojo. Con las setas, incluso con las que son sobradamente conocidas, hay que extremar las precauciones. La variabilidad de toxinas en una misma seta puede depender de muchos factores: el clima, el tipo de suelo , la vegetación circundante u otras variables locales.
En la Amanita muscaria por ejemplo están presentes en proporciones variables distintas toxinas como la muscarina, la micoatropina o la bufotenina, ésta última responsable mayoritaria de sus efectos alucinógenos, acompañados de cierta euforia, embriaguez y finalmente somnolencia. Pero si predomina la micoatropina, la cosa puede revertir en desagradables efectos gastroinstestinales , vómitos, disentería, sudoración, salivación abundante o un descenso radical del ritmo cardíaco. Como ven, querid@s náufragos, ninguna tontería. Este halo de misterio hace que frecuentemente se asocien los hongos a poderes malignos y oscuros y esto propicia en cierta forma que se encienda la imaginación popular, especialmente a partir de los tratados y herbarios de la Edad Media, con todo un elenco de creencias, supersticiones y fabulaciones que han calado hondo en la cultura popular, como aquella que dice que las setas comidas por larvas y caracoles son comestibles. Un disparate: la Amanita Phalloides - la más mortal de las setas venenosas- es comida sin problemas por estos animales, que disponen de enzimas que pueden digerir las letales toxinas de esta seta. Por cierto, con esta seta se dice que envenenó Agripina (ya saben, la madre de Nerón) al Emperador Claudio, pues conocida era la enorme veneración que sentían los romanos por las setas, especialmente con una: la Oronja , la exquisita Amanita Caesarea, la amanita de los césares (que por la Sierra de Aracena onubense llamamos Tanas). Entonces deciden prepararle un "plato combinado", en el que la mayor proporción era a base de la temible oronja verde (en la foto jóven ejemplar de A.Phalloides), hábilmente enmascarada con la oronja verdadera. Contaré toda la historia en otra ocasión porque da mucho juego y posiblemente, si consigo robar tiempo al tiempo, en futuros post compartiré otras muchas historias que rodean al fascinante mundo de los hongos para quien las quiera leer. Y para terminar dejo un impresionante vídeo de la serie Planet Earth de la BBC. La fotos, de un servidor (excepto la A. muscaria, que es de Google images porque las mías no las encuentro ahora entre mis archivos fotográficos).