Éste es otro de mis cortos más experimentales, conceptuales casi. En su extrema simpleza (una peonza -o trompo como lo llamamos por aquí- que lentamente agota su baile) creo encontrar mil y una sugerencias, mil y unas reflexiones acerca de todo cuanto nos rodea y rodeamos : las vueltas de la vida, la muerte, la rutina, el tiempo,...Tal vez estas palabras estén de más: a fin de cuentas es sólo un trompo que baila.
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