martes, 28 de abril de 2009

Mitologías I : Canto del Abalorio de Miguelito y otras historias


Las pinturas de arena de los indios navajo y la narración de algunas de sus increíbles historias las encontré en el blog La Hora del Sur cuando buscaba información para "La vía de la Belleza. Arte y curación en los Indios Navajo", un anterior post que dediqué a la seducción que me producen estas pinturas de arena.
Lo que sigue a continuación, reproduce parte del
Canto del Abalorio realizado por el artista y "hombre medicina" Miguelito, nacido alrededor de 1865 en Fort Sumner, Nuevo México.

El hilo narrativo del Canto del abalorio se centra en el protagonista, El-que-va-por-ahí-recogiendo-deshechos, también llamado el Carroñero. El Carroñero es tomado prisionero y esclavizado por los indios pueblo, enemigos de los navajo. Estos lo colocan en un nido de águila a gran altura para que eche abajo a los aguiluchos y finalmente muera ahí, víctima de la cólera de sus progenitores . Advertido por los dioses, el Carroñero sube al nido pero se niega a echar abajo a los aguiluchos. Entonces los padres águilas lo toman bajo su protección y lo alimentan.


Los indios pueblo intentan engatusar al Carroñero con promesas de regalos y lo acosan con flechas ardiendo; pero el sigue negándose a tirar del nido a los aguiluchos. Es rescatado por grupos de águilas y halcones que lo transportan por el cielo en una nube negra, pero la carga es demasiado pesada. Entonces las aves piden ayuda a las serpientes del cielo, a las que visten con sus propias plumas. Esta imagen es de las águilas ayudadas por las serpientes.


Las serpientes, las águilas y los halcones llevan al Carroñero por el cielo. Él porta las varas mágicas que le dieron los dioses: el dios parlante y la boca con flecos.



El Canto del abalorio continúa en nueve fases, acompañadas de sus correspondientes pinturas de arena, canciones y músicas rituales. Ya manifesté en aquel post mi admiración y curiosidad por estas muestras de arte efímero del pueblo Navajo. Me viene el recuerdo mi infancia en forma de aquellos cromos que olían a aventura al sacarlos del sobre, aquellos viejos cromos de la colección "Vida y Color" sobre fauna o las razas del mundo, que comprábamos con avidéz y curiosiodad cuando críos en los quioscos. Allí descubrí -entre tantas y tantas maravillas de nuestro planeta mundo- al pueblo navajo y a los aborígenes australianos. Encontrar esta imagen de más abajo me ha devuelto la emoción de ese grato recuerdo. Me alegro de no haber perdido desde entonces mi capacidad de asombro...




Y volviendo a las pinturas de arena...
"Unas pinturas que expresan un simbolismo ancestral relacionado con la mitología y cuyos motivos se desprenden de sus leyendas: los dibujos de arena cargados de fuerza telúrica liberan un poder mágico".

Esta cita y la que cierra el post que es de Kafka, y de su novela "La condena", la encontré en Los navajos y los tuertos en las praderas del centauro un espléndido y emotivo post de un muy interesante y recién descubierto blog: "La escuela de los domingos" que paso a recoger en mi cuaderno de bitácora.

"El deseo de ser piel roja:

Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo."

4 comentarios:

Olga A. de Linares dijo...

Manuel, me ha encantado este post. Y ha sido un modo muy lindo de empezar a reencontrarme contigo, y también, por eso de las "afinidades electivas", con la hermosa gente de Minificcionario. Espero estar volviendo también a ese espacio tan querido. Un abrazo

Manuel dijo...

Gracias Olga e igualmente encantado de reencontrarte y de que te haya gustado este post. Últimente escasean mis apariciones y aportaciones en el minificcionario. Son rachas. Un cordial saludo. Nos leemos.

Nauj dijo...

muchas gracias por estas hermosas imagenes, es increible la vision que tenian los pueblos puros como yo les llamo, seres qeu vivian en contacto real con nuestro mundo, entendiendo el todo por encima de la individualidad, (sin que esta pierda su valor tampoco) ya que en el mandala del universo todas las piezas encajan perfectamente y son todas importantes para el resultado, de nuevo gracias, he estado desde hace algun tiempo rescatando el arte de la america precolombina, y es increible..

francisco dijo...

Me encanta...es un precioso hilo del que tirar....