Post dedicado a mi colega malagueño Andrés Mérida
Hacía ya bastante tiempo que publiqué la última crónica insular. Casi hace hoy un año. Para un blog este silencio tan prolongado es su sello de defunción. Y en verdad pensaba muy seriamente que sería la última. Uno ya duda que este blog y estas y otras historias que uno pueda contar interesen realmente en la era de la inmediatez de las redes sociales. Aún así no puedo evitar escribirlas porque de paso, me sumerjo en la propia historia y aprendo durante su travesía, como pedía el poeta en su viaje a Ítaca.
Así que ahí va, aunque tenía el borrador preparado casi desde el añp pasado, me he animado a publicarlo y de paso, revivir al menos por un tiempo, esta querida y vieja ínsula bloguera....
De Málaga a Cannes. Crónica de un viaje digno de una película o cuanto menos de una novela gráfica si uno tuviese esa capacidad o conocimiento del medio. No entiendo como esta historia no ha sido llevada al cine o se ha hecho un documental. Salvo algunas crónicas malagueñas y tributos locales es una historia casi olvidada.
Bodegas el Pimpi
Tiempo atrás , en la “Tasca de los pintores” , una pequeña taberna de Málaga aledaña a las concurridas y populares Bodegas El Pimpi, Andrés Mérida amigo malagueño y colega de mis tiempos de la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla (y reconocido pintor que tiene allí también un tonel pintado con su firma) me nombraba entre cañas y unos exquisitos tomates aliñados que allí llaman “huevos de toro” las famosas tertulias que tenían lugar en este establecimiento, y de una de ellas en especial que se remonta a una vieja historia de la que no conocía gran cosa.
Me he permitido indagar y buscar información sobre aquella historia y lo que sigue es un puzzle que me he permitido recomponer con retazos y testimonios de aquí y de allí. Al final dejaré las fuentes de las que me he nutrido, aparte de los huevos de toro y el pulpo aliñao de la "Tasca de los Pintores", claro está. Porque aparte, este viaje que hice con un viejo grupo de amigos de Bellas Artes a Málaga, también tuvo algo de especial y un feliz reencuentro como muchos de ellos tras muchos años sin verlos.
El grupo posando con Picasso a la entrada de Ville Californie
Bueno, ésta es la historia del llamado “Grupo Picasso” , historia que se remonta a
1957, cuando un grupo de jóvenes
pintores malagueños, agrupados bajo el nombre de
‘Peña Montmartre’, emprendieron un alocado viaje por toda España para llegar hasta
Cannes en una furgoneta montacargas DKW (prestada por un mentor del grupo) con la baca
repleta de lienzos y el maletero lleno
de productos típicos de Málaga (chanquetes, pasas, almendras, higos secos y hasta un saquito con arena de sus playas) pero,
sobre todo, con el corazón
plagado de ilusiones, sueños y el deseo imperioso de conocer en persona a su
paisano y gran artista Pablo Ruiz Picasso.
Un largo viaje por una España gris y empobrecida que se
hizo menos duro por las bromas y el espíritu siempre festivo de la comitiva.
Un viaje que, mirándolo en perspectiva, tiene ciertos tintes romántico-novelescos: un grupo de jóvenes, montados en una vieja furgoneta, se aventuran, con muchas expectativas y no pocas incertidumbres, en un viaje plagado de anécdotas que se van sucediendo a lo largo del trayecto; un viaje que también se encuadra en la tradición de esos “itinerarios artísticos” que se emprenden con un objetivo formativo, y que finalmente acaban teniendo un poder transformador en quienes los acometen, un viaje iniciático.
Un viaje que, mirándolo en perspectiva, tiene ciertos tintes romántico-novelescos: un grupo de jóvenes, montados en una vieja furgoneta, se aventuran, con muchas expectativas y no pocas incertidumbres, en un viaje plagado de anécdotas que se van sucediendo a lo largo del trayecto; un viaje que también se encuadra en la tradición de esos “itinerarios artísticos” que se emprenden con un objetivo formativo, y que finalmente acaban teniendo un poder transformador en quienes los acometen, un viaje iniciático.
Una parada en el camino
La iniciativa del viaje
nació, como ya dije, de la denominada “Peña Montmartre”, un colectivo de
pintores malagueños que tenían su centro
de reunión en ‘El Palomar’
de las antes nombradas Bodegas El Pimpi. La Pena Montmartre se esforzaba sin éxito en la renovación del gris panorama creativo
malagueño de aquellos años . Fue espoleada por Vicente Serra -un bon vivant local que actuó
como “manager”, y consideró una buena opción para la peña viajar a Paris para
conocer de primera mano las nuevas tendencias artísticas, y, por que no,
exponer en la que entonces se consideraba una de las capitales de la creación artística.
Así, a lo largo de 1957, va tomando cuerpo la idea de este viaje, que se inicia el 6 de noviembre de aquel mismo año. Ese día, cuatro pintores sin blanca llamados Virgilio Galán, Gabriel Alberca, Alfonso de Ramón y José Guevara, acompañados por el constructor de montacargas Francisco Ramos y su hijo Paquito (que se ofrecieron a llevarles en su furgoneta DKW a cambio de que le pagasen la gasolina) , comienzan un periplo viajero que les llevará al encuentro con París, pero, y sobre todo, al encuentro con su paisano Picasso. Un viaje arriesgado y comprometido políticamente además, habida cuenta de que estamos hablando de 1957 , en plena dictadura franquista donde efectivamente, no llegaba ninguna información sobre Picasso por su clara vinculación con el partido comunista , por lo que este hecho debieron ocultarlo a las autoridades locales y nacionales.
Por tanto, el motivo “oficial” del viaje era exponer en la Embajada de España en París y conocer de primera mano el ambiente artístico parisino. A Picasso ni nombrarlo, por si las moscas. Iba a ser, además, un regalo-sorpresa de cumpleaños para Picasso. Querían llegar el 25 de octubre y felicitar al artista por sus 76 primaveras. Empezaron a preparar el viaje con tiempo, por el mes de julio; sin embargo, no salieron hasta noviembre. La culpa la tuvo el papeleo. En España, estos años de dictadura, salir del país no era tan fácil.
Así, a lo largo de 1957, va tomando cuerpo la idea de este viaje, que se inicia el 6 de noviembre de aquel mismo año. Ese día, cuatro pintores sin blanca llamados Virgilio Galán, Gabriel Alberca, Alfonso de Ramón y José Guevara, acompañados por el constructor de montacargas Francisco Ramos y su hijo Paquito (que se ofrecieron a llevarles en su furgoneta DKW a cambio de que le pagasen la gasolina) , comienzan un periplo viajero que les llevará al encuentro con París, pero, y sobre todo, al encuentro con su paisano Picasso. Un viaje arriesgado y comprometido políticamente además, habida cuenta de que estamos hablando de 1957 , en plena dictadura franquista donde efectivamente, no llegaba ninguna información sobre Picasso por su clara vinculación con el partido comunista , por lo que este hecho debieron ocultarlo a las autoridades locales y nacionales.
Por tanto, el motivo “oficial” del viaje era exponer en la Embajada de España en París y conocer de primera mano el ambiente artístico parisino. A Picasso ni nombrarlo, por si las moscas. Iba a ser, además, un regalo-sorpresa de cumpleaños para Picasso. Querían llegar el 25 de octubre y felicitar al artista por sus 76 primaveras. Empezaron a preparar el viaje con tiempo, por el mes de julio; sin embargo, no salieron hasta noviembre. La culpa la tuvo el papeleo. En España, estos años de dictadura, salir del país no era tan fácil.
Tras diversas vicisitudes, cientos de anécdotas en el viaje y
ciertos problemas burocráticos en la frontera francesa (donde prácticamente se “colaron” a la tremenda aprovechando un despiste de los gendarmes) consiguen
llegar a Cannes y dirigirse a
Ville Californie, residencia de Picasso en aquella época.
A Picasso, cuentan en las entrevistas que les hicieron tiempo después, lo vieron como un gran tipo, cercano y jovial . Incluso les dijo: -Bueno, a ver qué pintáis-
y ellos no se hicieron de rogar y colocaron sus trabajos las escaleras de la entrada. Unos
minutos después apareció Picasso, con unas cuantas obras suyas, que depositó al
lado de nuestros cuadros, diciendo: - Para que sea una exposición de pintores
malagueños. Y él mismo acuñó allí el
nombre “Grupo Picasso de Málaga”. Cuentan
que les enseñó la casa. En aquellas fechas estaba pintando
algunas de sus versiones de Las Meninas.
Luego, tras la visita, todos se fueron a París a continuar con su “plan” inicial de exponer en la Embajada Española y conocer ya de paso el mundillo artístico de la capital y ahí acabó un poco su contacto con Picasso salvo la conexión con Sabartés que les trasladó al tiempo la preocupación de Picasso de no saber nada de ellos desde que se despidieron en La Californie. La mayoría se volvieron a excepción de José Guevara que prolongó su estancia en París más tiempo y cronista especial de esta aventura parisina. Lo cierto es que en París tuvieron contacto con la pintura abstracta, por supuesto con el Cubismo, y con otros movimientos de vanguardia que luego, al volver a Málaga, intentaron desarrollar de alguna forma con más o menos fortuna. Organizaron oficialmente, eso sí, el Grupo Picasso, cuya función principal era difundir su obra y hacer las gestiones para que dicha obra pudiera exponerse allí, cosa que consiguieron por fin en 1961, en el Museo Provincial de Bellas Artes. Málaga empezó a dar pasos para unir de nuevo a Picasso con su tierra natal, pero al disolverse el Grupo en el año 1964 por orden del gobernador civil, se suspendió toda actividad.
Exposición de obras del Grupo Picasso en las escalinatas de La Californie
Luego, tras la visita, todos se fueron a París a continuar con su “plan” inicial de exponer en la Embajada Española y conocer ya de paso el mundillo artístico de la capital y ahí acabó un poco su contacto con Picasso salvo la conexión con Sabartés que les trasladó al tiempo la preocupación de Picasso de no saber nada de ellos desde que se despidieron en La Californie. La mayoría se volvieron a excepción de José Guevara que prolongó su estancia en París más tiempo y cronista especial de esta aventura parisina. Lo cierto es que en París tuvieron contacto con la pintura abstracta, por supuesto con el Cubismo, y con otros movimientos de vanguardia que luego, al volver a Málaga, intentaron desarrollar de alguna forma con más o menos fortuna. Organizaron oficialmente, eso sí, el Grupo Picasso, cuya función principal era difundir su obra y hacer las gestiones para que dicha obra pudiera exponerse allí, cosa que consiguieron por fin en 1961, en el Museo Provincial de Bellas Artes. Málaga empezó a dar pasos para unir de nuevo a Picasso con su tierra natal, pero al disolverse el Grupo en el año 1964 por orden del gobernador civil, se suspendió toda actividad.
Y aquí acaba o
comienza la historia, al menos la mía ya que nací ese año de 1964, curiosamente casi (por un día) en las mismas fechas que Picasso: el 26 de octubre, un día después.
Fuentes:
http://es.slideshare.net/joseguevara/malaga-picasso-2431321
http://www.guateque.net/grupopicasso2.htm
http://elpais.com/diario/2011/03/31/andalucia/1301523735_850215.html
Fuentes:
http://es.slideshare.net/joseguevara/malaga-picasso-2431321
http://www.guateque.net/grupopicasso2.htm
http://elpais.com/diario/2011/03/31/andalucia/1301523735_850215.html